Las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos

Cuando pensamos en la idea de tener un hijo o una hija, mil ideas nos vienen a la cabeza y nos invaden los pensamientos, nuestras ilusiones, nuestros deseos, la idealización de un bebé que se convierte en niño, adolescente y adulto perfecto, sano, educado, que cumple todos los estándares que teníamos en nuestra mente, sin salirse de ellos en ningún caso.

Esto es muy beneficioso para la sociedad, ya que estos pensamientos favorecen el crecimiento poblacional y la natalidad, ya que nos impulsan a pensar en lo positivo de procrear como especie y no en aquello que pueda frenarnos a ello.

Sin perder de vista la importancia que esto tiene y lo positivo que es, también es esencial que pongamos los pies sobre la tierra y tengamos expectativas mínimas, que se puedan ver cumplidas o que mejor aún, se puedan ver cambiadas sin hacernos sentir decepción o fracaso.

¿Cuáles son estas expectativas básicas y necesarias? ¿Cuáles son aquellas que pueden resultar frustrantes a la hora de ser alcanzadas para nuestros hijos e hijas? ¿Cuál es nuestro papel como adultos?

Aquí te dejo mi nueva colaboración con el club de malasmadres, donde te hablo sobre las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos e hijas, lo que influyen en su crecimiento y cómo podemos gestionarlo adecuadamente.

*Imágenes del club de malasmadres.

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